08 noviembre 2010

III Seminario de Laura Gutman en México.

Quise esperar para volver a escribir algo interesante (cual nueva bloggera) y esto sin lugar a dudas valió la espera. En días pasados tuve la maravillosa oportunidad de asisitir al III Seminario de Laura Gutman en la Ciudad de México. Regreso con muchas ideas circulando por mi cabeza y con el más firme propósito de sanar heridas personales (dicho en español común jojo) maternando así a la persona que más amo en el mundo y para juntos ser aún más felices de lo que hemos sido hasta ahora. Te amo hijo.
Como ya verán en sí es un conjunto de ideas dichas por LG. Traté de escribir con la mayor concordancia posible, espero logren entender las ideas en el sentido en el que ella las mencionó.
A continuación un breve reporte de lo dicho por Laura Gutman: “El poder del discurso materno”.

Puntos:

v  Por mucho que en un embarazo un bebé no sea deseado obtiene alimento, movimiento, contacto, ritmo cardiaco permanente.
v  La cesárea es una sala de torturas:
1era tortura, cortar el cordón umbilical cuando aún no ha dejado de latir y el bebé sigue necesitándolo.
2da tortura, separar al bebé de su madre cuando es en realidad el único lugar en donde quiere y necesita estar.
3era tortura, estirar al bebé para medirlo cuando él necesita seguir en posición fetal.
v  Todos los bebés cuando nacen esperan encontrarse en un sólo lugar: los brazos de sus madres.
v  Todo bebé nace con 2 herramientas para poder sobrevivir:
La succión: para comer.
El llanto: para avisarle a su madre que la necesita. Y cuando el niño llora siempre espera que mamá llegue.
v  Todas las mujeres pasamos por un embarazo intrauterino de 9 meses y extrauterino de 9 meses.
v  El parto debe de ser algo íntimo.
v  Cuando un mamífero nace en cautiverio hay un grupo de personas tratando de que su madre lo reconozca. Los humanos somos iguales, aunque no debería ser así.
v  Siempre hay un “otro” que va a llegar a opinar acerca de cómo criar a nuestros hijos, a ejercer presión y a tratar de convencer.
v  Los bebés humanos nacemos totalmente dependiente de las madres, si no corremos el riesgo de morir “o voy a tratar de sobrevivir o muero”.

Ejemplos:

“Juanito”
El bebé humano, así como cualquier otro mamífero siente que si no está protegido por un cuerpo materno va a venir un depredador y se lo va a comer. Como él percibe que no puede estar solo entonces llora y es nombrado por sus padres y su entorno como “Juan es terrible”. Él recordará que es terrible en un futuro, ya que los seres humanos podemos recordar sólo lo que ha sido nombrado. Por lógica “antes de que me lastimen a mi yo lastimo al otro” (el desamparo, el miedo a estar solo, el arraigo, la hostilidad). Pero nunca nadie se pregunta que le pasa en realidad a Juan. Aunque de adolescente sea miembro del grupo de “los malos”, el va a tener miedo. Puede ser un hombre emprendedor, triunfador, pero como hombre jamás se va a conectar con el sentimiento interno. Cuando Juan sienta que está en peligro va a recordar su infancia, frente a situaciones parecidas.

“Sofía” (hermana de Juan)
“La Pobrecita” Otro personaje del que nadie habla de sus necesidades. Ella sólo es la “víctima” pues Juan acapara toda la atención. Una cosa es lo que sucede y otra de lo que se habla. Sofía de adulto bien puede ser la típica mujer sumisa, dejada, que todo permite, la “víctima” pues en su infancia fue lo que siempre le dijeron. Ella cree que el mundo la quiere lastimar. Si se casa con un hombre que vivió algún tipo de desamparo, bien puede ser una mujer golpeada.

v  Mi discurso materno:
¿Quién soy? ¿Qué me pasa?
“Para ganar una guerra necesito aliados”, que me digan que tengo razón de acuerdo al personaje que ha sido creado para mi. Tengo al enemigo a fuerza, necesito apoyo de los demás.

“La mujer golpeada” cree que el único violento es su marido pero la realidad es que ambos comparten el desamparo que sufrieron durante su infancia. Aunque ninguno tenga consciencia de “desamparo” porque solo recuerdan lo que ha sido nombrado. Así es como a la más mínima falta de respeto de una mujer hacia su marido (por lo menos que él así lo sienta) lo hará recordar su infancia y removerá situaciones y sentimientos recurriendo a los golpes. Después viene el arrepentimiento y se convierte en algo cíclico. Cuando el hombre golpea a la mujer, entonces ésta tiene a la sociedad de aliados. Lo que ambos necesitan es sólo sentir ese amor que no tuvieron de niños. Necesidades únicas y extraordinarias. La mujer golpeada está dispuesta a seguir ahí sólo por sentirse amada y por el momento del arrepentimiento (abrazos, besos, caricias, perdones, promesas).

v  La violencia es: Toda estrategia de sobrevivencia que me de a mi primero sin pensar en los demás. El otro no existe. “Yo único”.
v  Para un bebé el otro no existe, él sólo sabe sus necesidades. Su mamá y él son uno mismo.
v  De esta forma cuando no se ha vivido el continuum durante la infancia entonces continúa en la vida adulta el “yo quiero, yo único”.

“Raquel” nace, de la misma forma que los anteriores, no obtiene lo que necesita (como todo bebé). Ella no se siente bienvenida. Llora y no es atendida por su madre. Puede ser que se deprima. “duerme mucho”. No aumenta de peso y el pediatra recomienda el biberón, alejándola de los estímulos maternos. Entonces duerme más, tiene menos contacto y deja de manifestar necesidades. Se va a comenzar a enfermar, alergias puede ser. Se va a dar cuenta de que: “Cada vez que me enfermo obtengo a mamá”. Por su parte la madre en lugar de atender a Raquel de la forma que ella la necesita, va a buscar a mil doctores y mil opiniones, encontrándose con el típico “Su hija tiene -------- que es una alergia muy rara, 1 en 1 millón” Raquel como ser humano no obtiene nada más que atención médica. Su mamá siempre nombra a “Raquelita la enferma”. Su enfermedad es verdadera, pero hay que buscar el generador de la misma. Raquelita puede convertirse en el adulto “Mamá depresiva” con hija que se quedó ahí siempre al pendiente de ella. Es el personaje ideal para tener a alguien al pendiente de uno.

v  ¿Quién soy yo y cuál es mi disfraz? Vivimos prisioneros de nuestros personajes. Da miedo la distancia entre lo que pasa y lo que verdaderamente es.
v  Las enfermedades son reales, pero ¿de dónde vienen? De necesidades de “algo, alguien” desde la infancia.
v  En la familia, desde que nacemos, todos somos “víctimas” de personajes, que seguramente al crecer vamos a cumplir nuestro rol lo mejor que podamos. Juan directo a ser el más terrible de todos, Sofía la más pobrecita y Raquel la enferma.

“Diego”  tampoco obtiene lo que esperaba. Pide, pide y pide… es voraz. Le dan chupete y siempre quiere más. Azúcar, harinas blancas. Él sólo tiene necesidad de la madre y se refugia en el alimento, que es casi siempre comida autónoma, ya que no necesita ayuda, no necesita la presencia de la madre. Él en realidad quiere incorporar a su mamá pero sólo la suple. Cuando se acaba la comida entonces quiere más, llegando a adquirir diferentes tipos de sustancias (alcohol, cigarro, drogas). La adicción es igual sea lo que sea, aquí no hay más o menos. El adicto supone que tiene que luchar contra las sustancias pero la consciencia es lo único que lo puede salvar, o podrá “curarse” de una adicción, pero después caerá en otra.
Diego se convierte en padre (necesitado). Frente a la demanda del bebé (con todas las necesidades como cualquier bebé) siente que no puede, pues él cargando sus necesidades no cubiertas más las de su hijo se siente invadido. He aquí el “Primero yo” “Yo quiero” “Yo único” por todas las necesidades con las que sigue cargando. No es suficiente querer, es difícil llenar ambas necesidades.

v  “Yo engañado” es mi disfraz. No incluyo a mi madre en términos emocionales.
v  Emocionalmente soy un bebé, aunque sea exitosa.
v  La biografía humana: propone un recorrido para volver atrás, averiguar quienes somos, reconocer nuestros personajes (beneficios, desventajas) y decidir si queremos seguir así o cambiar algo.
v  El embarazo es un estado de máxima luz en el que es difícil darse cuenta de las cosas.
v  Un hijo siempre es una crisis vital para mamá, al menos que ésta no haya vivido su maternidad en conexión con su hijo.
v  La crisis es un momento en donde la vida nos plantea dos situaciones: Tenemos por un lado “el personaje” y por otro “el olvido” (principal mecanismo de la violencia).
v  Mientras menos recuerda uno su infancia, más terrible pudo haber sido.
v  Un bebé sabe que mamá no puede ser “dos mamás al mismo tiempo”
“Mamá me ama” (me besa y me acaricia) y “Mamá no me ama” (me deja llorar, no me hace caso).
v  Mecanismo de violencia: “Todo lo que me duele lo olvido” si no fuera así, no podríamos sobrevivir a tal dolor.
v  La palabra es todo lo que recordamos, si algo no es nombrado no será recordado.

Ejemplo del abuso físico infantil:
El padrastro viola a la pequeña. Él siempre le dice que la quiere, que es una buena niña. La madre (no dándose cuenta de la situación) siempre le menciona a su hija lo mucho que su padrastro la ama.
Se puede NO tener ningún recuerdo consciente por no saber como se nombraba (al acto). Sería muy complicado recordarlo, pues el olvido fue la salvación.
Puedo recordar cosas que mamá nombró aunque no hayan sucedido. He ahí el poder nefasto del discurso materno.

v  Cuando alguien tiene dudas pide opinión.
v  La biografía humana: En la medida que uno se conozca más, será más capaz de ver al otro por lo que es. Se comienza a observar en vez de imponer.
v  El personaje le da de comer al “Yo verdadero”.
v  Tenemos que ir retrocediendo para tratar de conocer quienes somos y de donde venimos, buscar la calidad de maternaje.
v  La biografía humana se realiza sobre el adulto.
v  Constantemente los padres buscan que los niños maduren a cortas edades.

“Susana” no dio lata, se pudo acostumbrar rápido al sistema de mamá. Nadie menciona sus necesidades. Dormía bien, se portaba bien, era buena niña. Su madre decide “inconscientemente” que puede maternar a sus hermanos, quedando a la sombra sus propias necesidades de niña. De adulto puede ser enfermera. Necesita ser reconocida por sus pacientes, vive su personaje, está en su castillo de cristal.

v  ¿Cómo se logra que se de cuenta de sus necesidades? Haciendo preguntas, comenzando a nombrar lo “no nombrado”, donde no es vista por lo que “es” sino por su personaje.
v  ¿Cómo hacer para que se conozca por lo que es? ¿A dónde fueron a parar sus necesidades de niña? ¿Qué miedos tenía? ¿Alguien lo sabía?  
v  Si yo mando a la sombra mi necesidad de niña, los temores se hacen grandes.
v  ¿Cómo saber cuando removemos algo en la persona? Por el llanto, las reacciones, nunca nadie habló de esas cosas.
v  Tenemos que buscar remover sensaciones.
v  Al no tener nombradas las cosas, la cronología se confunde.
v  La violencia y el desamparo son similares en la primera infancia.
v  A mayor desamparo, mayor violencia.
v  A veces no pedimos ayuda y nuestro disfraz no nos ayuda a que nos conozcan por lo que somos sino por nuestro personaje.
v  La sombra la saltamos siempre, pero SI importa el orden cronológico.
v  La organización psíquica del niño se construye en casa.
v  Las personas siempre somos seres fusionables.
v  A mayor desamparo menor capacidad amorosa.
v  Un nuevo nacimiento no viene a romper nada, sólo viene a fusionar el amor.
v  Entrar en contacto con mi realidad me daría más alivio que tratar de hacer lo correcto.
v  Las madres ausentes son las que no tienen recuerdos de sus hijos en la infancia.
v  -La voz de quien habla.
-Mapa familiar.
-Ver funciones de personajes.
-Una vez mostrada la trama.
v  Traer a la consciencia todo lo que la persona no conoce de si mismo.
v  La fusión emocional siempre cura.

Libro recomendado por Laura Gutman:
“El Asalto al Hades” de Casilda Rodrigañez.
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